sábado, 28 de noviembre de 2015

MATILDE DE FLANDES, la reina de Guillermo el Conquistador - Capítulo I


El título de reina.—Regina.—Matilde, la primera que se llamó así.—Su descendencia de Alfredo.—Sus padres.—Educación.—Inteligencia.—Belleza.—Carácter.—Habilidad en el bordado.—Guillermo de Normandía la pide en matrimonio.—Su amor apasionado.—Cortejo infructuoso.—Brihtric Meaw, el enviado inglés.—El amor de Matilde por éste.—La perseverancia de Guillermo.—Su furiosa conducta hacia Matilde.—Su matrimonio.—Los ricos vestidos.—Los primeros años de Guillermo.—Guillermo y Matilde son excomulgados.—La dispensa.—El gusto de Matilde por la arquitectura.—La hermana de Matilde se casa con Tostig.—El nacimiento del primer hijo de Matilde.—La visita de Harold.—Su compromiso con la hija de Matilde.—La invasión de Guillermo a Inglaterra.—Su carta al hermano de Matilde.—Matilde, regente de Normandía.—Su hijo Roberto.—La llegada feliz de Matilde en el Mora.—La nave que obsequia.—Guillermo navega en ella a Inglaterra.—Los diseños de Matilde.—La batalla de Hastings.—La noticia de la victoria llega a Matilde.—Nuestra Señora de la Buena Nueva.

INTRODUCCIÓN

«LA reina de Inglaterra», dice Blackstone, ese sabio comentarista de las leyes y la Constitución de este país, «tanto es reina soberana, reina consorte o reina viuda». La primera de ellas es una soberana que reina por propio derecho, y ejerce todas las funciones de la autoridad real en su propia persona —tal el caso de su actual majestad la reina Victoria, que ascendió al trono tanto por legítima herencia como por el consentimiento del pueblo, y en plena conformidad con la antigua costumbre británica que Tácito señala en estas notables palabras: «Solent fœminarum ducta bellare, et sexum in imperiis non discernere»[1].

PREFACIOS

PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN

UN anuncio de este trabajo, cuyo primer volumen ahora se presenta al público, apareció en la Gaceta Literaria del 26 de agosto de 1837 y en otros periódicos importantes del momento, bajo su título original de Memorias históricas de las reinas de Inglaterra.[1] Había tenido anteriormente el honor de comunicar a su majestad la reina Victoria que desde hacía unos años me veía involucrada en preparar para la prensa la historia personal de las damas de la realeza, muchas de las cuales son sus ilustres antepasadas; y fui favorecida con el permiso más gracioso de su majestad para dedicarle la obra.