Matilde asume el título de reina de Inglaterra.—Su regencia en Normandía.—Su estímulo a la educación.—Beneficencias.—Su venganza sobre Brihtric Meaw.—La obtención de sus tierras.—El encarcelamiento de Brihtric.—Su muerte en prisión.—La corte de Guillermo en Berkhamstead.—Regreso triunfal a Normandía.—Matilde espera su desembarco.—Marcha triunfal de los normandos.—Rebeliones en Inglaterra.—Guillermo nombra a Matilde regente otra vez.—Embarca a Inglaterra en una tormenta.—Guillermo envía por Matilde.—Ella llega a Inglaterra con sus hijos.—Su coronación en Winchester.—Un campeón en la coronación.—El nacimiento de su hijo Enrique.—El Tapiz de Bayeux.—Su artista enano Turold.—Su hija prometida al conde Edwin.—La ruptura del compromiso.—El regreso de la reina Matilde a Normandía.—Regente por tercera vez.—Su amor apasionado por su hijo mayor.—La muerte de su padre.—Las disensiones de sus hermanos.—Los malos efectos de su ausencia de Inglaterra.—Las miserias de los ingleses.—Los gobiernos independientes de Guillermo y Matilde.—El rey de Francia ataca a Matilde.—El gobierno capaz de ésta.—El descontento de las damas normandas.—Los informes escandalosos.—La supuesta infidelidad conyugal de Guillermo.—La crueldad de Matilde para con su rival.—El duque de Bretaña invade Normandía.—Su matrimonio con la segunda hija de Matilde.—La profesión religiosa de la princesa Cecilia.—Disensiones en la familia real.—La parcialidad de Matilde por su hijo Roberto.—Su segundo hijo, el príncipe Ricardo.—Su muerte.—El Bosque Nuevo.
Las vidas de las reinas de Inglaterra
Traducidas de la obra de Agnes Strickland, "The Lives of the Queens of England from the Norman Conquest" (Filadelfia, Ed. Blanchard & Lea, 1852).
miércoles, 2 de diciembre de 2015
sábado, 28 de noviembre de 2015
MATILDE DE FLANDES, la reina de Guillermo el Conquistador - Capítulo I
El título de reina.—Regina.—Matilde, la primera que se llamó así.—Su descendencia de Alfredo.—Sus padres.—Educación.—Inteligencia.—Belleza.—Carácter.—Habilidad en el bordado.—Guillermo de Normandía la pide en matrimonio.—Su amor apasionado.—Cortejo infructuoso.—Brihtric Meaw, el enviado inglés.—El amor de Matilde por éste.—La perseverancia de Guillermo.—Su furiosa conducta hacia Matilde.—Su matrimonio.—Los ricos vestidos.—Los primeros años de Guillermo.—Guillermo y Matilde son excomulgados.—La dispensa.—El gusto de Matilde por la arquitectura.—La hermana de Matilde se casa con Tostig.—El nacimiento del primer hijo de Matilde.—La visita de Harold.—Su compromiso con la hija de Matilde.—La invasión de Guillermo a Inglaterra.—Su carta al hermano de Matilde.—Matilde, regente de Normandía.—Su hijo Roberto.—La llegada feliz de Matilde en el Mora.—La nave que obsequia.—Guillermo navega en ella a Inglaterra.—Los diseños de Matilde.—La batalla de Hastings.—La noticia de la victoria llega a Matilde.—Nuestra Señora de la Buena Nueva.
INTRODUCCIÓN
«LA reina de Inglaterra», dice
Blackstone, ese sabio comentarista de las leyes y la Constitución de este país,
«tanto es reina soberana, reina consorte o reina viuda». La primera de ellas es
una soberana que reina por propio derecho, y ejerce todas las funciones de la
autoridad real en su propia persona —tal el caso de su actual majestad la reina
Victoria, que ascendió al trono tanto por legítima herencia como por el
consentimiento del pueblo, y en plena conformidad con la antigua costumbre
británica que Tácito señala en estas notables palabras: «Solent fœminarum ducta bellare, et sexum in imperiis non discernere»[1].
PREFACIOS
PREFACIO
A LA PRIMERA EDICIÓN
UN anuncio de este trabajo, cuyo primer
volumen ahora se presenta al público, apareció en la Gaceta Literaria del 26 de agosto de 1837 y en otros periódicos
importantes del momento, bajo su título original de Memorias históricas de las reinas de Inglaterra.[1]
Había tenido anteriormente el honor
de comunicar a su majestad la reina Victoria que desde hacía unos años me veía
involucrada en preparar para la prensa la historia personal de las damas de la
realeza, muchas de las cuales son sus ilustres antepasadas; y fui favorecida
con el permiso más gracioso de su majestad para dedicarle la obra.
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